La actriz Sophia Loren. Vestidos años 50
«Lucía un vestido blanco de lunares rojos. Los hombros descubiertos y la cintura ceñida. Su silueta era como la de un reloj de arena. El bajo cubría ligeramente sus rodillas cuando dejaba de bailar, pero al sonar la música sus giros hacían que la ropa volara , y más de media pierna asomaba a ojos del público.
Era todo un espectáculo ¿Había visto alguien cosa semejante? ¡Qué barbaridad! El salón alrededor de una pareja que se lucía entre piruetas y acrobacias de baile. Esos chicos bailaban rock and roll como bestias, y apostaría un dedo de mi mano derecha a que no lo habían aprendido en casa de sus padres.
De repente, pararon en seco. La música continuaba sonando a toda velocidad, pero no bailaban. Ella buscó su bolso. Miró por última vez a su pareja de baile y seguidamente sacó su pinta labios. Pintó más rojo sobre rojo. Giró su cara hacia él. Fijó la mirada y se acercó. El baile se reanudaba. El asombro inundó la sala. Su vestido gobernaba.»
Chopper Monster
Los años 50 se consideran un punto de inflexión en el desarrollo de la historia de la moda. Los jóvenes de clase media disfrutaron por primera vez de dinero y tiempo para gastar, una realidad que terminó por moldear los cánones estéticos de la época. Nuevos códigos de conducta, nuevas formas de expresión y de divertirse encuentran en la moda, a la par de otras disciplinas como el rock and roll o el deporte, un canal donde expresarse. Y entre sus reclamos nuevas prendas, nuevas formas, nuevos mundos en la moda.
Aunque a día de hoy pueda parecer extraño, cuando la rebeldía no era la norma, vestir diferente era por entonces para muchos jóvenes una odisea, una declaración de principios, una batalla entre David y Goliat, donde el paternalismo conservador vigilaba de cerca el nuevo mundo.
Después de la Segunda Guerra Mundial las exigencias de los jóvenes, los verdaderos portadores del cambio cultural desde mediados del siglo XX, eran ya extremadamente manifiestas y muy diferentes a las de sus padres. Un nuevo sector aparecía, un estímulo; nuevas manifestaciones de postguerra. El rock and roll abría un nuevo camino a los jóvenes, un camino repleto de cambios estéticos donde la moda complementó un periodo esencial para el resurgir de una estética donde la mujer recuperaba su sensualidad y belleza femenina después de casi una década de formas austeras.
La mujer avispa. La silueta. El reloj de arena. Vestidos años 50.
Hombros descubiertos, cintura y pecho marcados. Faldas estrechas o de tubo, sensual silueta lápiz, vestidos años 50 de estampados de cuadro vichy, leopardo, lunares. Encaje, escote, pañuelos para no despeinarse en el descapotable. Labios pintados rojo sobre rojo y exóticas gafas de sol. La década de los cincuenta advierte el golpetazo sobre la mesa de la mujer en el mundo.
Tocaba realzar la silueta femenina, el renacer de las curvas y nuevos horizontes para la moda, y de la mano de Dior y Balenciaga se devolvían a la mujer el protagonismo después de la masculinización de los años 20-30 y de la austeridad de lo 4o. Una nueva estética nacía, y tenía forma de reloj de arena. La mujer reivindicaba su sensualidad.
“Tu ropa deberia ser lo suficientemente apretada como para demostrar que eres una mujer,
pero tambien lo suficientemente holgada como para demostrar que eres una dama”.
Marylin Monroe
Brigitte Bardot, Anita Edberg, Sophia Loren, Rita Hayworth, Ava Gardner (el animal más bello del mundo), o Marilyn Monroe eran algunos de los referentes estéticos femeninos más representativos. Verdaderos iconos de la década que materializaron a través de su imagen el universo estético de los 50. Su papel en la gran pantalla ayudó a institucionalizar los vestidos años 50. No había mujer en EEUU que no tuvieran uno de estos vestidos en su armario, y en Europa no era menos.
«El estilo es una forma de decir quién eres sin tener que hablar»
“Nunca te equivocas si tomas la naturaleza como ejemplo»
Dior
La moda continuaba inspirada básicamente en los diseños de alta costura, pero el eco de un nuevo sector que reclamaba una nueva imagen acorde a su estilo de vida penetraba en el mundo de la moda, quien pronto observó un importante y revolucionario nicho de mercado.
Aparecen nuevas tendencias juveniles basadas en distintas subculturas. El rock and roll, el deporte, la literatura genera nuevos mundos de ocio para los adolescentes que ven en sus referentes iconos donde depositar su atención. Vestir como tu cantante favorito o imitar el estilo de uno de los jóvenes deportistas aclamado por entonces se convierte en una fórmula generaliza, gracias en medida a los medios de comunicación. Aparece así la moda a gran escala, y de la exclusividad de la alta costura se pasa a los centros comerciales. La moda se instaura a pie de calle.
Se refuerza la silueta con una cintura estrecha. El pelo puede ir suelto, largo, corto, teñido, con moño o sin él, y los complemento se convierten en un soporte esencial de la estética para completar el look protagonizado por los vestidos años 50.
La mujer perfecta
Los años 50 son para la mujer una década donde reafirmase, pero son a la vez años de estereotipo, por lo menos en la conservadora sociedad americana, de donde surge prácticamente todo este movimiento estético.
Después de años esperando a que sus maridos regresaran de la guerra, después de años de apoyo incondicional, una vez finalizado el conflicto bélico, se reconfigura el papel de la mujer.
La mujer de los años 50 en EEUU se recuerda por su imagen como mujer del hogar, en mucha parte sumisa, dependiente, de intachable reputación y obediente; organizada entre decenas de nuevos electrodomésticos. Una figura que por momentos se disuelve en lo postizo de un periodo de crecimiento estandarizado por los años felices del mejor momento económico del tío Sam.
Pero no iba a ser siempre así. El cambio que vino después de la Segunda Guerra Mundial, y la reconfiguración generacional que se produjo con la llegada de la subcultura, el rock and roll, las motos, los hod rods o el surf, trajeron consigo nuevos códigos y nuevas modas. Las jóvenes dejaron de vestirse como sus madres.
Inspirada por el rock and roll y el estilo pin up se rompía el canon y la vestimenta quedaba en manos de las nuevas exigencias juveniles, que si bien estaban supeditadas a la oferta de la moda, suponía una pequeña revolución en las formas, donde la originalidad era una declaración de principios. Las exóticas chicas de cartel eran para muchas jóvenes el referente con quien identificar su feminidad.
Esenciales: un pinta labios rojo, un lápiz de ojos negro, guantes, tacones, pañuelo y vestido con vuelo. Por primera vez en la historia a los jóvenes se les llamaba adolescentes. Erotismo, sensualidad, inocencia. Se abría una doble tendencia: quienes seguían los cánones clásicos modernos, dictaminados por la moda de alta costura, y quienes exigían nuevas formas, nuevas prendas y nuevas formas de vestir.
Nuevos espacios de ocio aparecieron. Lugares donde los jóvenes encontraban un lugar para divertirse a su manera. Autocines, boleras, heladerías, hamburgueserías, tiendas de discos. En la radio el rock n´roll se abría camino a pasos agigantados y por primera vez en la historia los jóvenes tuvieron dinero y tiempo para gastar. No lo sabían, pero eran los protagonistas de la nueva estética. Una estética que llegaría hasta nuestros días.
“No es la apariencia, es la esencia.
No es la ropa, es la clase.”
Coco Chanel
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