Deliah era una jodida máquina freak a ojos del resto de animalillos decales consciente de su súper potencial en el mundo de los sunamis marcianos de la electrónica del ultra futuro
Sintetizador: Aparato o dispositivo electrónico que permite reproducir sonidos mediante la modificación de su frecuencia, intensidad, etc., simulando sonidos de otros instrumentos o creando otros distintos.
Entre nosotros: aparato que emite ruidos, en algunos casos atroces, ruidos que muchos consideran poco musicales y que en reuniones de amigos suelen molestar y generar del tipo: “¿qué es ese pitido insoportable?”. Da igual que pase el tiempo o no, el pitido sigue ahí. Algunos, lo disfrutamos.
Oscilador: El módulo que realmente produce sonidos se llama oscilador. Esto produce un sonido constante. El tono (o nota) de este sonido es determinado por el valor de un voltaje de control enviado desde el teclado del sintetizador, cuanto más alto el voltaje enviado, más alto el sonido. A causa de que el tono (frecuencia alta) del oscilador está directamente determinado por un voltaje, nosotros podemos variar éste para producir varios efectos.
Entre nosotros: no hay quien se entere por mucho que uno lea.
Ruido: Esto no es una nota, es una mezcla al azar de todas las frecuencias. Parece la clase de siseo que se oye en una radio cuando no se sintoniza bien una estación.
*Entre nosotros: los cláxones de los coches, la maruja gritando por el balcón, el alboroto no deseado, los acoples, la perturbación del silencio, el sonido de los autobuses públicos, el de los autobuses privados, en resumen, algo que molesta.
Mujer: Persona del sexo femenino.
Entre nosotros: … emoticono de sevillana bailando.
imágenes: Es una especialización del buscador principal para imágenes, que fue implementado en el año 2001.
Entre nosotros: arma de destrucción masiva aniquiladora de nuestro tiempo de ocio.
INTRODUCCIÓN
Desde la existencia de internet y más en concreto desde la existencia de imágenes, vengo desarrollando una tremenda fascinación por las fotos de mujeres rodeadas por sintetizadores, especialmente fotos de los años 50, 60 y 70, donde los sintetizadores consistían en un gran número de módulos que podían conectarse de la forma deseada y que, por supuesto, ocupaban mucho espacio. Es una pena que los logros del progreso hayan terminado con esa fascinación por lo grande y molesto, por el mamotreto, el artefacto, el armatoste, el trasto, el cachivache. Uno podría haberse refugiado en un sintetizador modular en caso de guerra u alarma nuclear. Hoy en día, las supermentes que se encargan de pensar por nosotros han conseguido fomentar la alienación a través de lo diminuto y práctico, han generado armas de destrucción masiva del ocio (véase el mismo iphone), han fomentado los cerebros pequeñitos y faltos de capacidad para pensar y comunicarse, el gusto por lo mínimal (excusa para hacer de lo poco un mucho con estilo). El progreso está reñido con las cosas que ocupan espacio y por eso, el progreso a veces resulta un coñazo. Volviendo al tema de las fotos de mujeres con sintetizadores, tenemos que aclarar que las señoras con cardados de las fotos no se preocupaban por estas cosa
La primera vez que oí hablar de Delia Derbyshire fue en Londres. Estábamos en el Barbican Center en la celebración del 25 aniversario del primer álbum de Giant Sand. Descansando en el backstage (con su piano de cola y todo), alguien me felicitó por mis botines, sí, por un momento fuimos suelas gemelas de distintas nacionalidades pisando la misma moqueta con los mismos botines. El personaje resultó ser un crítico musical inglés y cierto que ya de lejos respondía a la imagen que uno tiene de un crítico musical inglés (aunque recuerdo que el bigote era más de marinero francés). La cuestión es que, en el after del hotel, tras una noche de placeres y privilegios, descubrimos que no sólo nos hermanaban unas suelas de zapato, sino que ambos compartíamos la pasión por los sintetizadores y más en concreto, por las fotos de mujeres de cualquier nacionalidad rodeadas de muchos cacharros. Fue él quien me recomendó escuchar Firebird de White Noise, una composición única de los últimos 60, delirio de la electrónica futurista, el pop y la psicodelia: “si te gustan esos sonidos, escucha Firebird, está todo ahí”. Y así hice, recién levantada, en cuanto conseguí conectarme a internet pagando la conexión por horas del hotel. Delia Derbyshire era una de las compositoras de Firebird y la primera de las mujeres de las que me gustaría hablar.
DELIA DERBYSHIRE o EL SONIDO DE LAS MATEMÁTICAS.
Delia nació en Coventry, Inglaterra, en el año 1937. Educada en la escuela de Gramática de la Universidad de Girton (Cambridge), se licenció en Música y Matemáticas. Compositora de música concreta, pionera de la música electrónica y escultora sonora, dedicó su carrera a experimentar con sonidos en el ámbito de la radio, la televisión, el teatro y el cine y contribuyó esencialmente a popularizar la música electrónica y la experimentación sonora tanto en Gran Bretaña como en el resto del mundo. Desde pequeña su talento musical fue evidente, tocaba el violín, el piano y más tarde el contrabajo. Apasionada de las matemáticas y la física, “aunque el profesor de física nunca quiso darnos clases de acústica, decidí estudiar por mi cuenta. Para mí, las matemáticas y la música siempre han tenido mucho en común”.
Cuando Delia empezó a buscar trabajo, en la década de los 50, el mundo estaba tomando conciencia de la música concreta a través de las composiciones de Pierre Schaeffer, las manipulaciones de cintas y los experimentos electrónicos de Luciano Berio y Karlheinz Stockhausen. Entonces, la radio, inspirada por la revolución cultural de la posguerra y en respuesta a la demanda popular, se erigió en uno de los más importantes motores de cambio. Los sonidos adquirieron una nueva dimensión y el drama se convirtió en la pieza fundamental de las composiciones sonoras. Uno de focos creativos de mayor actividad de la época fue el fascinante laboratorio sonoro de la BBC en cuyo seno desarrollaron su talento Delia Derbyshire, Daphne Oram o John Baker. Su principal objetivo, ser un lugar de experimentación sonora de bajo coste para los nuevos radioteatros y producciones televisivas de la BBC que contaban con nuevos estilos de escritura de los dramaturgos de moda (como Samuel Beckett, por ejemplo) y necesitaban de una nueva y renovadora dimensión sonora que no podía ser producida satisfactoriamente por las orquestas convencionales. Voilà, here she comes, el genio de Delia al rescate de la BBC con sus handmade electronics. “La radio fue una de las pasiones de mi infancia, en mi casa no había libros y mi educación se basó en gran parte en escuchar la radio. Mi gran ambición siempre fue entrar a trabajar en la BBC”. Queda claro que la radio fue el amor de su vida, parte fundamental de su educación, como hace constar en estas declaraciones extraídas de una entrevista realizada por Jo Hutton titulada “Radiophonic Ladies”
Tras un intento fallido de trabajar en las oficinas de Decca Records en el año 1959 “Decca no contrataba mujeres en sus estudios de grabación”, Delia trabajó en las Naciones Unidas para más tarde comenzar su carrera en el departamento de drama de la BBC como Asistente Gerente de Estudio. Eso del departamento de drama suena raro así que, permítanme el inciso, nos referimos a las retransmisiones dramatizadas, lo que en España sería un serial-novela o lo que eran los dramáticos en Televión española , esa gente responsable de generar una fuerza visual desconocida en la dimensión psicológica sirviéndose de los efectos de diálogo, música y sonido; esa gente que contribuye a que el oyente se imagine personajes, espacios e historias fantabulosas. Al respecto, merece la pena dedicarle un visionado al documental Sculptress of Sound, The Lost Works of Delia Derbyshire, donde se pueden escuchar grabaciones de programas antiguos. Repasando estos programas, uno se ve transportado a otra época, otra época mejor.
Bien, y ¿a qué se dedicaba esta gente y más concretamente, Delia, en el fascinante laboratorio sonoro de la BBC? Pues, además de a beber vino, Delia pasaba las horas planificando fantasías, fabricando sonidos para películas de ciencia ficción, elaborando complicados paisajes sonoros (suyo es el primer paisaje construido para un desfile de moda), bso´s de películas de misterio, himnos para robots, sonidos evocadores de viajes por el espacio y todas esas cosas que nos gustan tanto. Un delirio de composiciones de pop raro cuyas fuentes iban de grabaciones de objetos comunes como lámparas o ralladores de queso a grabaciones de sonidos cotidianos recogidos por micros antiguos, puertas que se abrían y cerraban, voces, ecos de gente … Posteriormente estas herramientas eran manipuladas a través de generadores, osciladores de válvulas, filtros y grabadoras de carrete. Delia analizaba hasta el más ínfimo detalle de los sonidos: la frecuencia, los parciales, las tonalidades, el ritmo, “era una mujer muy analítica, obsesiva, inteligente, con un punto excéntrico que a veces la situaba en el limbo entre el genio y la demencia”. El punto demente del que hablan sus amigos es precisamente el punto que distingue a una persona de bien de una persona que no nos interesa
Estamos hartos de que la masa desconsiderada defina lo desconocido como enajenado, alienado, chiflado, perturbado, NOOOOOOOO! Este tipo de demencia resulta sana y productiva como corroboran los siguientes datos:
Cuando los historiadores de la BBC intentaron recuperar sus archivos, gran parte de su obra apareció almacenada en cajas de cereales. Un detalle de romanticismo molante que nos conquista y nos hace pensar que Delia podría haber sido una de nuestras mejores amigas. También que podríamos haber desayunado unos Krispies juntas.
Nunca salía sin su libreta de logaritmos, las matemáticas formaban parte de la disciplina fundamental para la creación de todas sus obras; es por esto que para crear sonidos utilizaba el método matemático de sucesión Fibonacci, sucesión utilizada por diversos arquitectos, pintores y músicos entre los que se encontraban Béla Bartók u Olivier Messiaen. Asimismo, esta secuencia, fue frecuentemente utilizada por el movimiento italiano Arte Povera, del que es posible que Delia tuviera conocimiento.
Su instrumento favorito era una pantalla de lámpara verde metálica cuyo sonido grababa y analizaba mediante doce osciladores.
Sentía pasión por los sonidos abstractos. Encontramos lo abstracto fascinante y evocador.
En los primeros 60 no existían aún los sintetizadores, de ahí que tuvieran que usar la imaginación y aprovechar los osciladores de prueba de los distintos departamentos de la BBC. El famoso wobbulator, hecho a partir de objetos encontrados, era uno de los cacharros favoritos de la inglesa. Se trataba de un oscilador de onda sinusoidal cuya frecuencia podía ser modulada y consistía en una caja metálica enorme, con unos interruptores y un mando muy grande que podía barrer la gama de frecuencias completa. Adjuntamos una foto del invento, es más, pueden ustedes juguetear con un simulador de wobbulator en el siguiente link: http://webaudio.prototyping.bbc.co.uk/. Esta aplicación emula la tecnología con la que se trabajó en el legendario estudio. Disparos, máquinas de loops y moduladores pueden ser ejecutados con un solo clic. Todo un vicio.
Resumiendo, hemos hablado de sonidos abstractos, lámparas, ralladores de queso, logaritmos, métodos matemáticos, cajas de cereales, máquinas de loops… Todo es perfectamente demente y matemáticamente confuso. Delia se ha ganado un hueco en la memoria colectiva, en la cresta radial, en el tubo neural. Y aún nos queda repasar su obra.
Delia Derbyshire realizó más de doscientos trabajos para la BBC como empleada del Taller Radiofónico. Permaneció allí hasta el año 1973 y a pesar de su frenética actividas como compositora, la mayoría de sus obras quedaron en el anonimato y sus derechos de autor fueron retenidos,“Varias personas estaban interesadas en compilar mi obra por lo que consulté a la BBC la posibilidad de rescatar varias composiciones. La respuesta fue que debería paga 500 libras por cada pieza (de menos de un minuto de duración)”. Por supuesto, fue imposible compilar nada …
El proyecto más ambicioso e importante de su carrera llegó en mayo de 1963 cuando el productor y director de la BBC Rex Tuker quedó a cargo temporalmente de la serie de ciencia ficción Doctor Who. Como el coste de contratar a un grupo para la realización de la BSO era demasiado alto, Lionel Salter, jefe del departamento de música de televisión de la BBC, sugirió trabajar la pieza con el Taller Radiofónico, concretamente con Ron Grainer y Delia Derbyshire. La partitura fue obra de Grainer y Derbyshire se encargó de ejecutarla utilizando técnicas de música electroacústica. Cada nota fue creada individualmente en un cortar, pegar, empalmar, acelerar y decelerar segmentos de una cinta analógica en la que grabaron el punteo de una sola cuerda, ruido blanco y los armónicos de un oscilador de tonos. Como aún no había máquinas multipista, cada sonido fue puesto en un reproductor por separado y cada reproductor puesto a funcionar simultáneamente grabando el sonido resultante en una nueva toma. Un trabajo minucioso y delicado que desembocó en una extraordinaria pieza de música electrónica, la primera creada para una serie de televisión. Lamentablemente Derbyshire fue relegada del estrellato en los títulos de crédito que la BBC quería mantener el anonimato de los miembros del laboratorio para firmar los trabajos como Taller de la BBC.
Fuera de la cadena, en el año 1966, Delia fundó la Unit Delta Plus junto con su colega Brian Hodgson y el inventor Peter Zinovieff. La idea era montar una organización dedicada a potenciar la creación de música electrónica y promover su utilización en la radio, la televisión, el cine, el teatro y la publicidad.
En 1969, año clave y razón por la que estamos aquí, Delia formó White Noise junto a David Vorhaus, bajista e ingeniero de sonido y Brian Hodgson con quien fundó Unit Delta Plus. En ese año, antes de la llegada del Moog, publicaron “An electric storm” (Island Records, 1969), un disco de protopop electrónico, british psicodelia, a ratos industrial y retrofuturista, deliciosamente raro y experimental que grabaron de forma artesanal siguiendo los métodos de trabajo del laboratorio de la BBC y cuya duración no supera los 35 minutos. En la funda podemos leer como aviso: “Many sounds have never been heard by humans: some sound waves you don’t hear but they reach you. ‘Storm stereo’ techniques combine singers, instrumentalists and complex electronic sound. The emotional intensity is at a maximum”. Seguramente estamos ante una de las grabaciones más cuidadas y minuciosamente elaboradas de la historia de la electrónica. Cada sonido es único e irrepetible, encontramos efectos sonoros imposibles, rock espacial, fantasmas psicológicos, cantos gregorianos, grabaciones raras de la radio, terror gótico, sonidos que han influido poderosamente en grupos como Broadcast o Stereolab.
El álbum se divide en dos partes, Phase In, el lado hippy melódico y Phase Out, donde se aventuran en sus sonidos más duros y difíciles. “Love without Sound” es el tema que abre el disco y según la interpretación de Julian Cope, “va de una relación sexual frustada”, ecos espaciales, jadeos de mujer, risas locas y sonidos que van del miedo a la melancolía, una nostalgia rara, perfecta banda sonora de lo desconocido. “My Game of Loving” contiene fragmentos cantados en inglés, francés y alemán, una voz que parece susurrarnos al oído, coros de unos Beach Boys fumados que se suman a la serenidad de una voz a lo Nico y que culminan en una orgía (sí, mucha gente follando) con ronquidos finales incluidos. Lo de los ronquidos sorprende, y mola mucho. Continuamos con “Here Comes the Fleas”, el tema que más molesta del disco, un delirio de sonidos frikis, golpetazos en puerta, gritos y voces pitufas que lo convierten en una broma tontuna. Le sigue el hitazo indiscutible del disco, la composición estrella y por supuesto, mi canción favorita de An Electric Storm, “FIREBIRD” (el pájaro del fuego). Psicodelia trepidante, folk, coros marcianos y por fin, una bonita melodía que uno puede cantar, tararear y recordar. En “Your Hidden Dreams” podemos escuchar instrumentos más tradicionales, cierta orquestación, baterías, pianos hipnóticos, cinco minutos que sirven de preludio y preparación para los sonidos que nos esperan en Phase-Out, la segunda cara del disco. “The Visitation” es el viaje más largo del álbum, tardaron tres meses en grabarlo y bien podría servir de apertura a cualquier película de terror que tengan en mente. Es la historia de dos enamorados que se van a encontrar en secreto, el chico fallece de camino en un accidente de moto y la chica llora su muerte, en medio de la angustia de la pérdida, el amante muerto habla con ella en forma de fantasma.
Cacofonías de nivelón que pueden ustedes disfrutar durante once maravillosos e intensos minutos. “Black Mass” cierra el disco con cantos gregorianos y las emociones al límite, como no podía ser menos. Merece la pena dedicar varias escuchas al disco, es un tratado de electrónica alucinada que nadie debería perderse. Como dato curioso, el diseño de la portada pertenece al trabajo de un estudiante de arte desconocido y en un principio pidieron al sello que el rayo que aparece en blanco fuera un glow in the dark molador pero Island desechó la idea.
Y, aunque parezca imposible crear más, aún nos quedan varios párrafos para terminar con este agotador y fascinante repaso a la ruidosa vida de Delia. Añadir que a finales de los 60 participó en un espectáculo de música electrónica en Londres, banda sonora para una película de Yoko Ono; en 1973 se alejó de la BBC y se unió al estudio creado por Brian Hodgson donde colaboró en la banda sonora de la película The Legend of Hell House. Poco tiempo después se fue de Londres alejándose del ámbito musical y trabajó como peradora de radio en la compañía inglesa de gas. En 1980 se trasladó a Northampton (Coventry) para estar cerca de su madre y trabajó para la galería de arte de su amigo Li Yuan Chia para después trabajar en una librería. Es ahí donde conoce a Clive Blackburn quien sería su compañero de toda la vida. En este período, continúa componiendo y alentando a sus amigos compositores, nunca se alejó definitivamente de la pasión por los sonidos abstractos.
A principios de los años 90 retoma el interés por la música electrónica animada por una generación que toma sus composiciones como música de culto y empieza a ser considerada como una figura influyente en la música contemporánea. Apoyada por su amigo Peter Kember (Sonic Boom) y por Alphex Twin volvió a escribir música pero el 3 de julio de 2001 mientras se recuperaba de un cáncer de mama, murió de una insuficiencia renal con 64 años.
Y voilà, aquí termina la apasionante historia de Delia, una mujer que fue el futuro, que compuso electrónica con las manos, que no tuvo miedo a los oscuros caminos de la experimentación, que contribuyó a popularizar la música electrónica, que aprovechó cacharros grandes y pequeños para generar sonidos abstractos que nunca antes habíamos escuchado, que almacenó su obra inédita en cajas de cereales, que luchó porque su excentricidad tornara en talento, que dedicó su vida a la música y mejoró la nuestra en su empeño. Como ella, hay muchas otras de las que no hemos podido hablar por falta de espacio y tiempo. Para el próximo número prometo más. Y mejor escrito.
Pachi Gories