Hubo tiempo en las antípodas donde las mujeres gobernaron con sus bicicletas, un tiempo en el que batir récords se convirtió en el principal propósito de las damas más valientes, donde el espíritu de aventura y la superación se vieron las caras en Australia para escribir uno de los episodios más sensacionales e insólitos de la historia del ciclismo, el tiempo de las jinetes de dos ruedas que batieron todos los récords de ciclismo.
MUJERES CICLISTAS
LAS JINETES DE AUSTRALIA QUE HICIERON HISTORIA
Australia ocupa una superficie de 7.692 millones de km2, lo que equivale a quince veces España. La mayor parte de su territorio es desierto y la población vive en su mayoría en las principales ciudades. No es difícil imaginar cómo fueron los viajes de larga distancia de las protagonistas de esta historia, las chicas ciclistas de las antípodas: Viajes interminables en medio de la nada por caminos sin asfaltar rodeadas de vida animal salvaje y silvestre, y aventuras que duraban días, semanas, meses e incluso años, pero que pese a las terribles adversidades se convirtieron en su principal deseo.
Valda Unthank, Victorians Doreen Middleton, Miss Billie Samuel, Dot Edney, Elsa Barbour, Joyce Barry, Jessie Pengilly, Pat Hawkins, Edna Maggs, Marjorie Smithenbercker, Norma Starbuck, Dot McLaren, Shirley Hillman, Madge Stewart de Hobart, Mrs. M Cameron, Miss May McEntee, Phyliss Sharman y Melba White. La lista es interminable.
En la década de los 30 del siglo pasado en Australia los registradores de récords no tuvieron tiempo para registrar todas las hazañas que se dieron en su territorio. No habían anotado uno cuando se había conseguido uno nuevo. La fiebre invadió la prensa, y la prensa contagió a la sociedad. La industria de bicicletas, con marcas como Austral, Malvern Star o Navy Cycles, vio una buena oportunidad y respaldó la causa. Era un buen momento de demostrar al público que sus bicis eran resistentes, las mejores del mercado. Las agendas de las ciclistas se apretaron y los eventos públicos se multiplicaron, pero sobre todo, lo que proliferó por encima de todo fueron los constantes desafíos de las jinetes de la carretera.
Bajo el calor abrasador del desierto, largas noches sin dormir, encuentros inesperados con la fauna salvaje y tormentas, armadas con víveres y mochilas trazaron rutas y tiempos nunca vistos hasta entonces. Melbourne – Sydney ida y vuelta en tres días, Lunceston – Burnie, carreras de una semana sin descanso, rutas y nuevas rutas continuas. No hubo límite a la imaginación más que el físico, un límite que estas chicas forzaron con audacia.
Muchos de los récords se consiguieron y otros tantos no, pero en el tiempo queda el recuerdo, el recuerdo de un grupo de mujeres épicas que dejaron huella en la historia del ciclismo, una historia que se desvaneció con la llegada de La Segunda Guerra Mundial.
Valda Unthanks
En 1938, recorrió con su bicicleta la distancia entre Adelaila y Melbourne.
Fueron 764,438 km en 33 horas y 43 minutos, durmiendo un total de 30 minutos en todo ese tiempo. El secreto: Sopa de verduras, agua de cebada y huevos revueltos, con sabor a jugo de naranja, café negro, pasas y sándwiches de miel, helado y chocolate, ¡también pollo al vapor!
El récord lo tenía Elsa Barbour, que lo estableció en 1933, con 976,872 km en 2 días, 23 horas y 43 minutos. Había usado unas 38 horas más para recorrer 214,043 km más, por lo que la prensa y la opinión pública terminó por reconocer el nuevo récord de Valda.
Lunceston – Burnie, donde consiguió el récord de 320 km en 12 horas y 8 minutos, superando el anterior, fijado en 319,3 km en 12 horas.
Récord mundial de 7 días y 7 noches sin descanso, 1939. El récord lo fijó su competidora Joyce Barry un año antes en 1781,54381 km, y Valda lo superó subiendo el registro a 2309,4086 km. El secreto fue dormir lo menos posible y comer sobre la marcha la comida que le proporcionaban desde la ventana de un coche acompañante.
El récord quedaba superado al año siguiente por Pat Hawkins, 2488 km.
Tras años de dedicación Valda se pasó al atletismo al considerar que este deporte hacía más atención al trabajo en equipo. Más tarde con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, Valda se dedicó a trabajos relacionados con la guerra.
Un día, Valda, a pesar de estar en mitad de sus competiciones, no fue a correr, cogió su bici, sí, pero en lugar de acudir a la carrera para conseguir un nuevo récord, marchó a un concurso de recetas de mermeladas. Resultó que su mermelada de naranja era del todo buena, y ganó el primer premio. Por entonces estas cosas todavía pasaban incluso cuando sus protagonista eran estrellas de portada de periódicos.
Sally Hill Ossie,
récord mundial de
resistencia de ciclismo
100,837 km en 365 días,
unos 276 km al día
durante todo un año.
1939.
Billie Samuel
Una camarera de 23 años, conocida como el jinete Billie Samuel. Su máxima proeza fue planear el viaje de Melbourne a Sidney en un tiempo récord en el año 1934. Pesaba menos de 45 kilos y se levantaba del suelo poco más de 4 pies y 11 pulgadas, pero lo más increíble de la historia es que ella no era ciclista, había aprendido a ir en bici meses antes.
Su aventura comenzó en mayo de 1934 a las 6:00 a.m, y el objetivo era cubrir la distancia que separa Melbourne de Sidney en menos de tres días, siete horas y treinta y dos minutos.
El récord estaba en manos de Elsa Barbour, y además de intentar superarlo Bille lo haría sola, para lo que tuvo que escribir un diario que registraba en las oficinas de correos como prueba de sus tramos.
Debe ser complicado para quien no conoce Australia imaginar los caminos por donde tuvo que cruzar esta ciclista, y más todavía imaginarlos en 1934, cuando la vida salvaje y silvestre de las antípodas era más bestial si cabe que hoy.
Caídas, reparaciones de bicicleta, vientos en contra y todo tipo de controversias fueron los acompañantes de esta ciclista, quien llegaba a su destino el día 25 de mayo a las 11:07 pm para entregar la última de las hojas de su diario. La aventura le llevó 3 días, 17 horas y 2 minutos y en la meta solo le esperaban su padre y un pequeño grupo de seguidores.
Billie Samuel se había convertido en la primera mujer del mundo en viajar de Melbourne a Sidney en bicicleta, pero por si fuera poco decidió hacer lo mismo en dirección contraria para así batir el récord de Elsa Barbours.
Su carrera comenzó el miércoles 4 de julio de 1934 a las 10:00 am. Su bici un Malver Star de tres velocidades a la que colocó un koala de peluche en el manillar. Tres días después, llegaba a Sydney a las 11:27. La aventura le había costado 3 días, una hora y veinte minutos, lo que la convertía en la poseedora del nuevo récord al superar el de su colega Barbour por 6 horas y 12 minutos. La esperaron más de 3000 personas para felicitarla, bastantes más que en Melbourne.
Su récord perduró 3 años, hasta que en 1937 Joyce Barry lo superó completando el trayecto en dos días, dos horas y cuarenta y siete minutos, pero su historia ya había hecho leyenda.
Joyce Barry
Ciclista Australiana