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Prácticamente todo el mundo ha escuchado hablar de los 1%, de las bandas de moteros fuera de la ley, de las hermandades de riders que se echaron a la carretera y se convirtieron en una de las principales protagonistas de la contracultura norteamericana. Sin embargo, hay que hacer justicia, porque estos no han sido los únicos riders que han conquistado la carretera con sus motos. Otras bandas engordan esa lista, y cientos de pilotos se suman a la apasionante vida de las dos ruedas, aunque sus motos no sean Harleys.

Esta es la historia de una de esas bandas, la de una pandilla de jóvenes de extrarradio que, montados en sus derbis trucadas de 49cc, se niegan a abandonar las motos de su generación, las motos que condujeron sus padres y sus abuelos, las motos que marcaron una época alucinante en el barrio de la Trinitat Vella de Barcelona, de donde son ellos.

Esta es una historia de las muchas que tienen The Variolos, le extensión mas canalla de Moped Barna Crew, la historia del viaje que hizo Jose Espike, su cabecilla, para forjar el lazo de hermandad moped entre Europa y EEUU, entre chicos del extrarradio de Chicago y chicos del extrarradio de Barcelona.

 


THE VARIOLOS y MARRANOS

El viaje que forjó la hermandad moped entre España y EEUU


Hace aproximadamente un año (diciembre 2017), The Variolos, los indómitos de las Derbi Variant, comenzaron a tener contacto con una banda moped de Chicago, Los Marranos. Pocos meses después, Arturo, cabecilla de la banda de estos últimos, decidió pasar por Barcelona aprovechando un viaje que tenía programado a Europa. En ese momento quizá nadie lo pensó, pero fue el comienzo de una hermandad transatlántica.

Fue en el barrio de la Trinidad, Trinitat Vella, entre Sant Andreu y la barriada de Nou Barris, una zona a quien Barcelona no presta mayor atención. Un barrio forjado por gente del sur de España décadas atrás. Allí es donde The Variolos tiene su sede, allí es donde esta historia tiene lugar. Allí es donde, una vez más, aunque a nadie le importe, el extrarradio de la Ciudad Condal vuelve a poner a Barcelona a la vanguardia gracias a las inquietudes de sus jóvenes. Y allí es en definitiva donde dos continentes, América y Europa, se vieron por primera vez en un mismo taller para compartir su pasión por las motos moped.

Los protagonistas de esta historia tienen nombre y apellidos, profesiones diferentes. Casi todos crecieron cerca de la fábrica Derbi de Mollet, y el que no, lo mismo da. Morfi, el cantante de La Banda Trapera del río, decía: “Un curriqui era un trabajador. Un chico obrero, algo quinqui, que trucaba las motos. Una especia de adefesio social, pero muy interesantes por cómo se lo curraban con las motos. Era un tipo de tío que existió en la época tranquila, cuando no había heroína, ni si quiera porros.» No sabemos si a los miembros de The Variolos les interesa o no este papel de curriqui, o por lo menos si a todos les interesa. Pero lo que sí está claro es que no se les queda grande la etiqueta.

The Variolos, Moped Barna Crew, con la camiseta de Los Marranos de Chicago

 

Un viaje trasatlántico

Cómo se monta en monto en España, qué marcas hay en EEUU, cómo el negocio de la ITV controla el cotarro o cómo se lo montan al otro lado del atlántico para conseguir piezas europeas fueron algunos de los temas que trataron Arturo, cabecilla de Los Marranos, y la pandilla de «Los Variolos» de Barcelona en la sede de Trinitat Vella el día que se conocieron en persona, el 6 de febrero de 2018.

Y del mismo modo que Arturo de Marranos había conocido la cultura moped de Barcelona, este le propuso a Jose, cabecilla de The Variolos, que volase a EEUU para conocer la movida de las moped al otro lado del charco. A la semana siguiente «Los Variolos» tenían una invitación en el buzón, y pocos días después estaba en marcha toda una campaña de financiación para que ese viaje fuese totalmente gratis.

Camisetas impresas en EEUU para financiar el viaje de la fraternidad

Camisetas impresas en EEUU para financiar el viaje de la fraternidad

 

Jose Espike, cabeza visible de The Variolos, un conspirador moped:

Arturo, de Los Marranos de Chicago, me invitó, en representación de su pandilla, a conocer la movida de las motos en EEUU, una invitación a la que más tarde se unió Ryan Nash, de Monos Moped Clan de Nueva Orleans.

Lo primero que sentí es que eso iba en serio, y que había interés por forjar lazos de amistad entre ambas pandillas. El que me invitaran a conocerlos para mí significó que existía un reconocimiento al trabajo de The Variolos, y que se nos reconocía como tal. Ahí fue cuando me di cuenta de que realmente existíamos y de que teníamos que tomar conciencia de pandilla, pues había otra banda como nosotros a miles de kilómetros de distancia que nos veía como tal.

El viajé consistió en viajar a Chicago a conocer a la pandilla de Los Marranos, y después bajar hasta Nueva Orleans para ver a Ryan Nash, de Mono Moped Clan, quienes organizaban un rally de dos días en el que participaban bandas moped de todas partes de EEUU.


Chicago


Lo más sorprendente de la cultura moped en Chicago es que, por ejemplo, cada miembro de la pandilla de Marranos tiene como cuatro mopeds, como quien en España tiene cuatro bicicletas. Por otro lado, también sorprende el hecho de que estén faltos de material, por lo que reciclan mucho. Son capaces de adaptar cualquier pieza de cualquier modelo.

Lo mejor de todo fue la conexión con los chicos de EEUU porque, a pesar de separarnos miles de kilómetros, era como estar con mi propia pandilla. La forma de hacer, de trucar, de movernos, de expresarnos, la actitud… todo era clavado, ni una diferencia. Compartimos gustos musicales… rock, punk español, y sobre todo la pasión por rodar en unos cacharros que te proporcionan sensaciones muy contrapuestas. Por un lado parece que está todo controlado, y por otro que la moto se vaya a desmotar. Sentir esa fragilidad te proporciona una adrenalina especial. Se lo agradeceré toda la vida.

Los mismos personajes que tenemos en nuestra pandilla en España existen en EEUU. Poder comprobar que éramos lo mismo fue algo que me moló especialmente. Ese es un recuerdo que tengo y me quedará para siempre: el haber conocido gente tan guay como Arturo, Gerardo, Paco, Greg, Oso, Eric, Estevan, Bob y Terbeau. Me quedo con eso, con poder haber conocido a todos los chicos.

Diferencias entre EEUU y España

La principal diferencia entre la cultura moped en EEUU y España es la administración, el papeleo. Puede parecer absurdo o un mero trámite, pero es el filtro determinante que asegura que una cultura muera o continúe. En España hay una persecución que tiene como objetivo erradicar el vehículo de dos tiempos y el ciclomotor.

Aquí hemos tenido tres décadas de ciclomotor, grandes premios de ciclomotores, grandes corredores y la industria ha apostado fuerte por él. El ciclomotor ha tenido un papel muy importante como medio de transporte para diferentes generaciones de jóvenes, pero ahora están en peligro de extinción, están prácticamente en desuso, lo que hace peligrar su existencia.

El tema administrativo es brutal


Van sin matricular, sin asegurar, sin placas de matrícula

En EEUU, sin embargo, la cultura se mantiene en gran medida porque no sufren el acoso y la presión de la administración. De hecho, van sin matrícula, sin seguro y sin placas, tal y como era aquí en los años 90. Que no estén perseguidas hace que en EEUU la cultura se mantenga, a diferencia de España, donde se tienen como un objeto de colección.

 

A nivel de pandillas allí tienen conciencia de grupo. Hay una cultura del rally, de la reunión, de la fraternidad, del intercambio de material o del reciclaje, mientras que en España somos básicamente testimoniales, aunque lo cierto es que aquí estamos intentado recuperar todo eso que hemos perdido. Quizá es la peor época para hacerlo, cuando las administraciones en las grandes ciudades están por erradicar el uso de este tipo de vehículo al 100%. Pero bueno, no parece casualidad que hayamos nacido justamente ahora, ya que siempre hemos sido así, peña de contrafuerza, por lo que no deja de ser una forma de reivindicar que necesitamos nuestro espacio como jóvenes, y que el ciclomotor es nuestra vida, nos mantiene enfocada la cabeza en algo que nos gusta. Sinceramente, de otra manera, no sé decirte dónde la tendríamos. Así de claro.

España es una putada para la cultura moped. Tenemos inspecciones como la ITV, algo que aunque parezca mentira no existe en países como Francia o Portugal, inspecciones que nos afectan igual que a quien tiene una moto de gran cilindrada: modificaciones, emisiones de humo… incluso pasamos pruebas de velocidad que no nos deja pasar de 60 km/h. Para los americanos, los españoles que andamos en moped estamos locos por seguir montando y tener la pasión que ponemos en ello a pesar de la dificultades.

De las pandillas moped que existen actualmente en España, Moped Barna Crew, The Variolos, Culebras Murcia o la gente de León (que está ahora montando una pandilla), somos quizá nosotros quienes peor lo tenemos, ya que vivimos en una urbe grande como Barcelona, lo mismo que puede ocurrir en Madrid. En ciudades de este tipo las restricciones a coches y motocicletas con muchos años lo están haciendo cada vez más complicado.

En resumen, España para la cultura moped es una putada.

Derbi, producto nacional

¡No hay que olvidar que The Variolos van todos en Derbi Variant, producto nacional! Derbi es una marca muy reconocida, todo un símbolo de calidad con un nivel muy alto de rendimiento, algo que fuera de España se valora mucho, también por el hecho de que fuera de la península hay muy pocas unidades, por lo que se cotizan al laza. Calidad y pocas unidades…producto al alza. Esta es la moto que la banda de Los Marranos me dejaron en Chicago:


Derbi Barbie



Total. Llegué a Chicago, donde estuve más de dos horas retenido por la policía aduanera. Imagínate. No se creían ni de coña el motivo de mi viaje. Solo conocía a dos personas en EEUU, no tenía el billete de vuelta y llevaba la maleta llena de cilindros, variadores, embragues y piezas para los chicos. Sinceramente, parecía más bien que quería quedarme de ilegal en EEUU” (risas) que pasar unos días.

Me recogió Arturo de Marranos en el aeropuerto y me llevó a conocer a su pandilla, y después de 23 horas sin dormir, con el jet lag dándome vueltas a la quijotera, salimos con las motos a dar una vuelta por Chicago. Estaba nervioso, y a la vez flipando. La sensación de conducir una Derbi Variant de la zona de donde soy yo, una Derbi de la fábrica de Mollet rulando alrededor del lago Michigan fue una sensación extraña, tan extraña como irrepetible.

Estuvimos rulando toda la noche, saltándonos radares a discreción, ya que nuestras motos no llevaban matrícula. Comimos unas pizzas y al día siguiente fuimos a visitar una tienda exclusivamente dedicada a motos moped, de hecho se llama así, Moped, una tienda con mogollón de marcas que no conocía (italianas, eslovenas, austriacas, americanas, dos modelos de Derbi que no existen en España con esa motorización). Por la tarde fuimos a buscar el remolque y las mopeds. En unas horas viajaríamos hacia Nueva Orleans, nos esperaban 15 horas de carretera y un rally de dos días junto a pandillas de todos los rincones de Estados Unidos, pero esta es ya una historia que contaremos la semana que viene, si Dios quiere.

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