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Es un placer presentaros a nuestro nuevo colaborador estrella y su sección «COSAS QUE IMPORTAN». Mr. Bratto, ilustrado humanista del nuevo renacimiento y líder de masas, que para deleite de mundanos trashumantes del internet se entrega en cuerpo y alma para acercaros todo aquello relacionado con la metafísica de la calle y el buen vivir. Qué ustedes lo disfruten.

DE LA SERIE «COSAS QUE IMPORTAN», HOY: «LA DROGA.»

«Las cosas de la droga. Un estudio profundo de aquella manera.»

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DOS EXPERTOS EN EL TEMA

Acabo de recordar, viendo a un caballero en silla de ruedas circular a velocidad de vértigo, que mis amigos de Chopper Monster -esos seres altruistas que visten y a su vez rellenan las orejas de buena música, a la gente con criterio- me han pedido que reflexione sobre un tema. Me he decidido por uno que conozco bien, aunque podía haber escogido alguno que ignorara, y fingir, como Susana Estrada en su noche de bodas. Podría rellenar páginas hablando sobre una maquina llamada ‘rectificadora plana tangencial’, pero a pesar de saber su nombre desconozco si se usa para abrir nueces o alicatar el glande con piercings.
Pero como digo, y para evitar pecar de tertuliano, hablaré de algo que conozco…LA DROGA.

Yo siempre he sido muy de droga, no me duelen prendas en reconocerlo. Recuerdo siendo un joven temerario, ir por la calle, tan tranquilo, sin meterme con nadie, con mi bolsa de pegamento y mi mochila llena de narcóticos, divirtiéndome sanamente, ya que la droga no me hacía ningún efecto, y de vez en cuando algún vecino salir a mi paso diciendo:

– ¡Pequeño Bratto, no galopes ese caballo llamado muerte!
Y yo salir gritando entre grandes aspavientos, arrancándome la camisa y vomitando sangre, todo esto mientras espantaba a murciélagos invisibles con la cara de Donatella Versace. Como digo, la droga apenas me hacía efecto.

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JOHNNY THUNDERS, UN PIONERO

Mi afición por estas sustancias comenzó siendo un niño, un día en el que un amable policía con aspecto de haber corrido detrás de los grises llegó a nuestra clase de 3º de EGB para dar una charla, presentándose como ‘experto en drogas’, ahí es nada. Ensegguida dedujimos que como la mayoría de expertos no tenía ni idea de lo que hablaba, ya que en un tono juvenil insistía en que -“si te fumas un ‘tripi’, te puedes quedar más ‘pasao’ que un punki”- entre otras lindezas.
Al acabar la charla, y a pesar de nuestra corta edad, salimos todos con unas ganas terribles de drogarnos, por lo que a la salida del colegio, todos corrimos en busca de ese señor que según decían repartía drogas gratis a la puerta, pero por desgracia solo había uno que repartía cromos de la liga, para los padres algo mucho peor a nivel económico. No encontrar a ese caballero tan generoso supuso una de tantas frustraciones infantiles.

Dejemos de lado esos recuerdos tormentosos para zambullirnos en los aspectos técnicos.

Básicamente los tipos de drogas suelen ser tres, duras y blandas (como el turrón), y la que venden por ahí, que no se sabe qué es pero a la gente le encanta aunque cueste un dineral y no se molesten ni en envasarlo de forma digna.
Con la droga dura la gente se solía quedar hecho unos zorros, y antes los toxicómanos eran legión, poblaban nuestras calles y jardines vistiendo como deportistas y siempre con un chascarrillo a cambio de unas monedas, y solían interpelarte con los clásicos “¡CHAVALOTE!” o “¡PAREJITA!” (en el caso de tener la fortuna de ir acompañado por una señora); también existía la figura del bandolero con navaja o jeringuilla, pero eran casos aislados… O igual no.

MADRID. 16-10-07. NACHA POP, EN LA IMAGEN ANTONIO VEGA. FOTO: JOSE RAMON LADRA

LAS DROGAS DURAS Y LA ABUNDANCIA CAPILAR

Antaño mucha gente sucumbía a la droga en busca de falsos paraísos artificiales, pero es que como bien decían ante las cámaras de televisión gente con una dentadura terrible y un pelazo envidiable: «Es que antes no había información.» Luego la gente ya vio a Antonio Vega y se dieron por informados, aunque las drogas ‘blandas’ también tienen sus peligros, como las ‘batukadas’ o los pantalones de duendecillo, por no hablar de las rastas, los malabares o los mercados medievales.

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LOS PORROS TAMBIÉN TIENEN SUS COSAS MALAS

Otro hecho a tener en cuenta, si usted quiere introducirse con paso firme en el universo de la droga, es que se verá obligado a tratar con la figura del CAMELLO. Antaño eran unos parias y una lacra social, pero ahora son como ese ex compañero de clase que ha triunfado en la vida tras estudiar la carrera de perito mercantil, ese otrora niño resentido que ahora te mira con desdén desde su coche de gama alta, enfundado en un polo con el logo de Ralph Lauren con el caballo a tamaño real. Ahora al camello se le conoce como DISPENSADOR DE DROGA, y combinan una sana paranoia (Black Sabbath titularon el disco Paranoid en homenaje a su camello Luisito Polainas) , con un carácter hosco y altivo, llegando en ocasiones a arrojarte su cotizado polvo blanco a los ojos.

Otra víctima de la falta de información.

OTRA VÍCTIMA DE LA FALTA DE INFORMACIÓN

Por suerte para los ojos, ese polvo es una combinación de cosas que se encuentran en el cajón de los medicamentos del geriátrico y un poco de droga del tipo trito para dar sabor. A pesar de todo la gente disfruta de lo lindo yendo al baño en tropel y saliendo haciendo gestos exagerados para que se note que han profanado sus fosas nasales con vaya usted a saber qué.

Indudablemente también hay droga de la buena, pero esa solo está al alcance de unos pocos elegidos, como ​Joselito, Pino D’angio, o ese vecino que tiene la cara como si fuera en un descapotable a trescientos kilómetros/hora sin parabrisas. Esos seres maravillosos pueden disfrutar de grandes experiencias aunque en ocasiones su cuerpo mute hasta convertirse en un trasunto de la gran montaña de basura de Los Fraguel, como le ha ocurrido a Belen Esteban y sus labios.

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PLASTIC SURGERY DISASTER

Por todo esto, supongo que ustedes habrán llegado a la misma conclusión que yo. La droga es buena y la hemos de recomendar, pero con mesura, nada de escenitas como la de Al Pacino en El precio del poder, a ver qué va a ser eso de meter la cabeza en montañas de sustancias prohibidas y liarse, nunca mejor dicho, a tiros, con bandas de mal encarados narcotraficantes rivales, luego acaban confundiéndole con Dustin Hoffman y le ningunean dándole papeles de gente simplona con ojos de loco.

Las drogas blandas y la cetrería.

LAS DROGAS BLANDAS Y LA CETRERÍA

Espero que mis consejos y mis amplios conocimientos les hayan servido de ayuda, en caso contrario la próxima vez hablaré de las maravillas de la rectificadora plana transversal y luego vendrá el llanto y el crujir de dientes.

Para ruegos y preguntas, remitan sus cartas digitales a mrbratto@gmail.com

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