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Existe una historia de la contracultura americana que por algún motivo ha pasado desapercibida para muchos, una historia excitante, repleta de adrenalina y de viaje, un historia que pone la piel de gallina y calienta la sangre de todo aquel que la conoce por vez primera. Esta es la historia de los amos de la roca, de tres generaciones de escaladores que decidieron romper con la sociedad ideal que EEUU tenía preparada para ellos y revolucionar el deporte, es la historia de una huída en línea recta hacia las cimas más altas.


CAMPAMENTO NÚMERO 4


Al escuchar el sustantivo contracultura en seguida uno piensa en los movimientos estudiantiles de finales de los 60´s, las bandas motorizadas fuera de la ley, la música rock and roll, el surf, los hippies y los movimientos artísticos y literarios que desde comienzo de los años cincuenta hasta principio de los ochenta sacudieron EEUU. Lo que no es tan común es pensar en las tres generaciones de escaladores que durante más de cuarenta años vivieron su aventura personal bajo la mirada subliminal e impasible de paredes de roca vertical.

Hippies, beatniks, vagabundos, peludos, inadaptados, pasotas de todo tipo viviendo y desafiando las paredes verticales de un status quo que miraba receloso cómo un fantasma autóctono crecía desde lo más profundo de su ser.

Esto sucedió en el Valle de Yosemite, donde este deporte experimentó su máxima e intensa evolución, una evolución impulsada por tres generaciones de jóvenes que hicieron del campamento Nº4 su hogar, y de la escalada su forma de vida.

Un poco de historia

Este no es un artículo sobre la historia de la escalada. Sería absurdo pretender resumir en unos párrafos todo su recorrido, sus conquistas, su evolución, y sobre todo el interminable río de personas que forman parte de su legado. ¿Qué esconden las montañas? ¿Qué buscan los escaladores? Algunos lo han definido como la búsqueda de lo inútil, otros sencillamente afirmaron hacerlo porque estaban locos.

De todos modos cabe apuntar algunos de los principales acontecimientos de la historia de la escalada y el alpinismo para ver cómo este deporte no se entiende solo de una manera, que hay diferentes visiones y miradas, éticas distintas y valores intrínsecos diversos que han ido variando a lo largo de la historia hasta llegar a nuestros días.

Özti, la momia de los Alpes de Ötztal hacia 3l 3325 a.c

Özti, reproducción de la momia de los Alpes de Ötztal hacia el 3325 a.c

Ötzi, el hombre de Hanslabjoch. Murió en las montañas alrededor del año 3255 a.c, La Edad de Bronce, cerca de la localidad de Hanslabjoch, entre Austria e Italia, a unos 3200m de altura. Momificado por el frío estuvo bajo el hielo hasta 1991, cuando unos escaladores lo descubrieron. Es la momia natural más antigua de Europa.

Desde la prehistoria, hasta la era de las religiones y el medievo las montañas han formado parte fundamental a la hora de establecer los monumentos sacros en busca de lo sublime, lo místico, lo elevado.

Con la llegada de la ilustración, la era de la razón y la ciencia, se produce el acercamiento del hombre a la naturaleza, la vuelta del hombre a la montaña en busca de aventuras y descubrimientos. Algunos ejemplos son J.J Schenchezer en los Alpes, Vicente Hereida, el primer escalador pirenaico. La hazaña de Horace Bénédict de Saussure, que se propone escalar el Mont Blanc en 1760, un reto irracional, fuera de lo imaginado, impensable, y que finalmente no consigue realizar.

El Romanticismo y la búsqueda de lo irracional es otra visión que cala e influye en la mirada de la escalada. Con él llegan el pirineismo  francés y el alpinismo inglés. La conquista del Teide en 1799 (Humbolt) , El Cervino en 1865, del Himalaya, Monte Perdido en 1802,

En el siglo XX aparece el alpinismo sin guía. Nuevos horizontes: Asia, el Polo Norte. El nacimiento de los nacionalismos y su visión patriótica de la escalada. La búsqueda de la belleza. La aristocracia y la alta burguesía dejan paso a jóvenes interesados y buscadores de aventuras en las montañas. Queda definido el concepto de escalada libre y en 1925 se establece la primera escala de graduación que mide el nivel de peligro de muerte en la escalada.

La historia del alpinismo y la escalada, así como la admiración del hombre por las montañas es de un largo y amplio recorrido, un recorrido que muestra las diferentes maneras de entender esta relación y su constante desarrollo.


NEW GENERATION

LOS AMOS DE LA ROCA


Termina la Segunda Guerra Mundial. Hitler ha sido derrotado. Estados Unidos es la primera potencia mundial, una potencia donde el bienestar y la sociedad de consumo materializan el modelo de vida. Pero frente a todo pronóstico surge un fenómeno social inesperado, una generación de jóvenes que por primera vez en la historia tienen tiempo y dinero para gastar en lo que quieren, y que pide a gritos una cultura diferente, adaptada a sus exigencia, horarios distintos, modos de vida diferentes, libertad y hacer con su vida lo que les apetezca. Es así como a comienzos de los años 50 grupos de jóvenes dejan las ciudades y los estudios para marcharse a las montañas y comenzar una peregrinación por diferentes paisajes rocosos de California que culminará en el Valle de Yosemite, la Meca de la escalada libre.

1ª Generación: 1955-70

Durante los años 50 llegan al Valle de Yosemite una serie de escaladores entre quienes destacan Royal Robbins, Steve Roper, Doug Robinson, Yvon Choinard, Joe Fitschen, Tom Frost, Chuck Pratt. Por entonces el mejor y más experimentado era John Salathe, un escalador suizo de quien los nuevos visitantes aprendieron y tomaron como maestro. Comenzaba así, sin que nadie fuera consciente de ello, el primer episodio de la saga de pioneros que revolucionarían el deporte de la escalada generación tras generación.

Entre los escaladores de esta primera etapa dos destacaron especialmente, tanto por sus hazañas como por la rivalidad que entre ellos se desató, Royal Robins y Warreng Harding, dos personalidades antagónicas que hicieron de sus retos algo personal.

A la izquierda Royal Robbins. Derecha Warren Harding

A la izquierda Warren Harding,  Derecha Royal Robbins.

Royal Robbins, respetuoso, delicado con la forma y el estilo, buscador de la armonía y la belleza del ascenso se convirtió durante muchos años en el parámetro de la buena escalada. Desarrolló una metodología y una filosofía que sirvió para determinar cuál era la verdadera forma de alcanzar la cima. Su primera hazaña fue el ascenso de Half Dome, una pared vertical de 600m impensable de escalar, y que le llevó cinco días.

La conquista de Half Dome lo envolvió en popularidad a la vez que lo convirtió en un referente de la escalada. No había nadie en Yosemite que no conociera su proeza y respetara su estilo. Robbins se había convertido en el mejor escalador de Yosemite hasta la fecha.

A la par estaba Warren Harding, brusco, salvaje, bebedor empedernido, irrespetuoso con cualquier tipo de mandamiento de la escalada. Su estilo consistía en abastecerse de mucho material, a ser posible bastante alcohol, y ascender picando la ruta tornillo a tornillo. Lo suyo era la farsa, la mofa. De aspecto descuidado era la antítesis del escalador sobrio y meticuloso, un borrachín consciente de su potencial dispuesto a saltarse todas las normas.

Poco después del ascenso de Robbins a Half Dome, Warren tuvo una visión; escalaría la pared de El Capitán, una vertical de 900m que hacía temblar las piernas solo de pensarlo. Si la proeza de Robbins fue impensable en su momento, la idea de escalar El Capitán sencillamente parecía un delirio producto del alcohol. Para ello Warren se equipó con mucha cuerda, mucha comida y mucha bebida. Ascendió y descendió, llenó la pared vertical de tornillos hasta que finalmente conquistó la cima. Tardó casi dos años, pero Warren se había convertido en el rey de Yosimite.

Warren Harding

Warren Harding

La respuesta de Robbins no se hizo esperar y para contrarrestar el estilo de su contrincante estudió la forma de mejorar su ascenso. Robbins alcanzó la cima en una semana. Era de nuevo el maestro de la escalada, quien determinaba cómo debía hacerse, el método, la ética, y a partir de entonces todo el mundo siguió sus pasos. Todos menos Warren, que se consumió en el bar a base de alcohol, escalando y pasiones bajas. Mientras Robbins desarrollaba su filosofía de escalada Warren fundó la Sociedad de la Comida, la Bebida y la Farsa de la Sierra Baja.

En 1970 Warren se lanza de nuevo a lo imposible, la escalada de Down Wall. Su plan era llegar a la cima en doce días,y esta vez no habría subidas y bajadas desde la montaña, se haría del tirón, pero todo se retrasó. Sin volver al campamento, en plena pared soportaron una fuerte tormenta. Quienes presenciaban desde abajo reclamaban continuamente su rescate, pero fue algo imposible, innegociable. Warren vivía con su madre. Dicen que fue la vez que mayor tiempo pasó fuera de casa.

«No aceptamos un rescate»

Tras una escalada interminable finalmente conquistaron la cima. Warren se convirtió en un nuevo héroe, acaparó toda la fama y su logro hizo sombra a todo el trabajo de Robbins. Terminaba la época dorada de Yosemite.


2ª Generación: 1973-80

STONES MASTERS

Stone Masters

John Long, «El Largo»
Bullwink «Dean Fidelman»
Ron Kank «Kankulator»
John Bachar «Bachar»
Lynn Hill «Litte ynny»
El patriarca: Jim Bridwell , «The Bird»

Llegaron los años setenta. La Guerra de Vietnam se encontraba en su punto álgido, los movimientos estudiantiles se habían radicalizado y la protesta intensificado. Las drogas y la psicodelia afloraban en lo que ya parecía una orgía alucinógena donde la utopía alimentaba el hambre de unos jóvenes que por momentos hacían tambalear el sistema.

Ese derroche de entusiasmo y desfase también llegó al campamento 4 de Yosemite. Jim Bridwell, The Bird, cogió el testigo de Robbins y Warren, y lideró un nuevo equipo de escaladores nunca visto hasta entonces, los Stone Masters, quienes pronto se convirtieron en los nuevos reyes del valle.

Pelo largo, camisas tie dye, estampados florales, LSD y mucha hierba. Escalar colocados se convirtió en una nueva forma de enfrentarse a lo desconocido a través de viajes verticales potenciados por el ácido, y la escalada llegó a sus cotas más altas.

Jim Bridwell escaló en un día El Capitán, una ruta para quien Warren había necesitado casi dos años y Robbins una semana. Algo había cambiado en la forma de escalar. Subir sin comida, sin bebida, deshacerse de todo lo que no es vital y totalmente necesario, y fuerza física. Ligeros, concentrados, a por todas, directos a la cima y de vuelta al campamento antes de que cierre el bar. Los Stone Masters eran verdaderos atletas olímpicos sin mayor respeto a la autoridad y la disciplina que la que ellos mismos se imponían.

stonemasters

Un avión cargado de hierba

Perseguidos cada vez más por la guardia forestal los Stone Masters continuaron con su estilo de vida asilvestrado mientras el número de turistas que visitaba el parque natural de Yosemite crecía. Dormían en tiendas, acampados en grupo, comían lo que podían, eran vagabundos sin dinero motivados solo y únicamente por la escalada. Y en medio de la bacanal lisérgica encontraron un avión repleto de marihuana que procedía de Colombia.

Cuando los guardabosques y la policía se enteraron, los Stone Master se habían pulido hasta el último saco de hierba. Estaban envueltos en dinero, y la fama los iluminaba. Portadas de revistas de escalada, entrevistas y apariciones en televisión. De repente la industria de la cultura y el espectáculo se fijó en ellos. Sin esperarlo su modo de vida se había integrado en la sociedad. Todo cambió, y sus vidas tomaron rumbos distintos. Hubo quien permaneció fiel a la filosofía original pero para el año 1981 nada quedaba de aquella familia feliz.

3ª Generación: 1998

Stone Monkeys

Dean-Potter

Cuando el fuego de Yosemite parecía haberse consumido por completo apareció una nueva generación de escaladores integrales, una generación que perdura hasta nuestros días. Igual de vagabundos, locos y arrogantes, rodeados de turistas y guardabosques cada vez más al acecho, los Stone Monkeys colocaron el listón todavía más arriba, un listo que no deja de crecer. La historia se repetía por tercera vez.

Dean Potter puso en auge la escalada de velocidad. Para lo que los anteriores habían necesitado casi 2 años, una semana, y un día, él lo hizo en 2 horas y media.

Por otro lado Alex Hannold se ha convertido en una de las figuras de la escalada de nuestro tiempo al elevar el estilo de solo integral a niveles impensables escalando El Capitán en menos de cuatro horas usando solo sus pies y sus manos.

Una ley establece ahora que solo es posible estar en el valle 7 días máximo, poco tiempo para los escaladores, que se esconden en los bosques o pernoctan en la carretera. Vivir de forma clandestina sigue siendo de alguna manera un atributo de la vida en Yosemite, un valle donde la conquista de lo imposible se mantiene en constante evolución. En España también tenemos nuestros Yosemite y nuestros outsiders de paredes verticales. La Pedriza es un ejemplo de ello, aunque existen muchos más. De esto hablaremos en otra ocasión.

YOSEMITE

Algo perdura en este valle, algo desconocido que hace querer la escalada sobre todas las cosas.

Cristian Aguado Crespo

Texto inspirado en Valley Uprising

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