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En las islas Antillas reluce una perla, deseo de tiranos, tesoro de piratas, tierra de revolución y mujeres hermosas, de cañas de azúcar y de ron. Guerrero guajiro, tierra de sol y de habanos donde vive con son el pueblo de los cubanos.

¡Ellos tienen la camisa hawaiana, pero nosotros tenemos la Guayabera!

«La tierra más fermosa que ojos vieron.» Colón , 1492

 

La camisa de la perla de las Antillas

Será por el temple y la sencillez de su ser que la camisa guayabera no haya tendido en los últimos años un bombazo al estilo moda revival, y puede resultar extraño porque si lo que debe ser una prenda es cómoda, la guayabera lo es. Si a su vez tiene que tener identidad, algo de lo que se carece a día de hoy, también tiene. Pero si además se le suma el carácter del espíritu caribeño, hablamos de otra cosa, esto es, la guayabera.

Como dicen de ella, es cómoda, fresca y ¡viste! Cumple todos los requisitos de una prenda de culto y marca la diferencia como tal con plena personalidad. Se nutre de una historia antropológica que abarca desde el ámbito rural del trabajo en el campo hasta su paso a prenda de armario. Es decir, que como casi toda la ropa que vestimos en nuestros días es una prenda que tiene su origen en el campo, se vestía para el trabajo. Eso sí, hablamos de una prenda caribeña, y la labor en el Caribe no se asemeja a la de una fábrica de la Europa continental de entreguerra, de ahí su ofrenda al buen vivir.

Origen

Circulan diferentes historias sobre el origen de la camisa guayabera. Y entre verdad y mentira solo queda la literatura que narra cómo esta maravilla del mundo vio la luz. La paternidad de la guayabera, una prenda generalmente masculina, aún se discute, aunque es en Cuba, en la provincia de Sancti Spíritus, donde en general se ubica el nacimiento de esta pieza.

Quizá a alguno de ustedes le suenen Los Mentideros de Madrid. Bueno, es una expresión que alude a un periodo de tiempo del que hace ya siglos en el que por las columnas y paredes del centro de la capital se dejaban escritos por encargo a plumas hábiles para que narraran de forma decorosa noticias de actualidad. Dado que la gente de entonces por lo general no sabía leer, se hacía un corro alrededor del lector oficial, quien pregonaba la noticia de forma pública. De ahí la información corría de boca en boca experimentando todo tipo de decoros, mutaciones y adaptaciones de ciencia ficción que terminaban por narrar historias que nada tenían que ver con el texto original.
Posiblemente sea esto lo que ocurre cuando uno pretende encontrar o dar con el origen de una prenda de vestir concreta. Y en ese sentido la guayabera lleva ya en curso una considerable carrera que complica en medida el conocimiento del lugar concreto y la fecha exacta de su origen, así como de su creador.

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Una guayabera moderna de manga corta a cuatro bolsillos y doble alforja vertical

 

Desde nuestra opinión creemos que este tipo de prendas se constituyen por el movimiento mismo de la tierra y la elocuencia de los movimientos sociales. Son producto de una serie de elementos que en conjunto constituyen de forma casi natural el nacimiento de la prenda. Es decir, que no es resultado del capricho ni de la mente ingeniosa de una persona que inventa así de repente un artículo de la misma manera que crece un champiñón, sino que deviene del curso de una serie de acontecimientos sociales y demográficos que configuran en forma de embudo el que vea la luz. Y en ese sentido, la camisa guayabera debe tener una fecha y un lugar, pero posiblemente no se conozcan.

De todos modos, la literatura popular tiene en gran medida aceptada la historia de José Pérez Rodríguez y Encarnación Núñez de García, matrimonio que llegó a Cuba procedente de España a comienzos del siglo XVIII y que en 1705-9 recibieron de su país natal un paquete con telas para confeccionar, o dependiendo de la versión, con una camisa a confeccionar. El varón, que tenía como oficio el de farolero le pidió a su mujer el favor de confeccionarle con esas telas una camisa cómoda para llevar a la jornada de trabajo y con la cual poder transportar el tabaco y algún que otro objeto o alimento, por lo que se le acoplaron los característicos bolsillos.

Comentado es que tardó tiempo esta prenda en ser aceptada por la gente del campo, y que en primera instancia recibió incluso cierto rechazo por su novedad y formas. Pero que poco a poco caló en el vestuario popular por su comodidad y funcionalidad hasta que más tarde la integró la clase media y por último la aristocracia como prenda de etiqueta.

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Gabriel García Márquez recibe el premio nobel de literatura, 1982

 

A los nativos de Sancti Spíritus se les conocía por entonces como yayaberos, por el río Yayabo, que se abría paso por allí y del que brotaban por sus alrededores frutos deliciosos, entre los cuales destacaban la guayabas. Éstos recogían el fruto y lo guardaban en los bolsillos. De ahí que el nombre pasara de ser en un principio el de yayabera para finalmente adoptar el de guayabera, diferenciándose de las yayaberas, que hace referencia a las nativas de la zona. Hay un cuarteto popular que dice:

Y la llamaban guayabera
Por su nombre tan sencillo
Por llenarse los bolsillos
Con guayabas correteras

Por lo general, se entiende que la guayabera clásica es de manga larga, normalmente de color blanco o en todo caso de tonos pastel, con cuatro bolsillos frontales, dos a la altura del pecho y dos a la caída, con botones que la decoran y con dos hileras frontales en forma vertical y tres al dorso.

En principio parece ser que la camisa tenían como función servir para almacenar los frutos de la recolecta. Pensaréis que poca recolecta cabe en esos cuatro bolsillos. Y es cierto, pero posiblemente cabe lo suficiente para un día. No olvidemos que hablamos de un paraíso tropical donde las palabras industrialización y plusvalía sonaban mal al oído. Pero también se considera a la guayabera una prenda oportuna para vestir de etiqueta en ocasiones especiales o rutinarias donde el calor es el invitado principal y el traje de camisa y corbata se hace impracticable. ¡Dios salve el caribe y la guayabera!

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En el centro Ernest Hemingway, nobel de literatura 1952. Un fan de la guayabera

 

Desde que la camisa de las Antillas dio su primer paso han transcurrido muchos años y acontecido muchos cambios políticos que han marcado los libros de historia. Desde la guerra de independencia cubana hasta la revolución de Fidel, de los años de luz y bienestar hasta el bloqueo económico de EEUU o el transcurrir de la música cubana y su universo literario, la guayabera ha experimentado tanto en Cuba como en México una serie de revisiones que han acomodado la prenda a las exigencias de la moda de cada momento sin perder el legado original. Así la introdución de nuevas formas, colores, alforzas han abierto el espectro de una prenda que difícilmente puede perder el papel institucional de prenda y sello de identidad latinos.

La guayabera mexicana

El origen de la versión mexicana de la guayabera tampoco está libre de interpretaciones dispares y disputa. Se data durante la época de comercio marítimo entre Cuba y Yucatán, zona por la que entró la prenda a México. Bien es posible que se deba a motivos de negocios o por otro lado, como se narra en diferentes textos, que fuesen las clases pudientes de Yucatán quienes compraban estas camisas cuando viajaban a Cuba. La sastrería El Encanto de la Habana es una de las más prestigiosas de la época.

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Sastrería tradicional cubana

 

Lo cierto es que Yucatán se convirtió en una puerta de acceso para su difusión y pronto en punto clave para la fabricación de la camisa, que adoptaba nuevos elementos.

Tras la revolución cubana, con el gobierno de Fidel Castro, los yucatanos vieron que la camisa edquiría una demanda cada vez más notable por lo que apostaron por la producción y manufactura de la prenda, que comienza a ser cada vez más popular conforme se adentra hacia el centro de América latina. Un dicho popular abandera que “Yucatán es el umbral al mundo Maya y la ciudad de Mérida es la capital mundial de la guayabera.»

Durante los años ochenta la camisa se conoce de forma internacional y el mercado asiático ve la oportunidad de fusilar la prenda y comercializarla abaratando costes de producción. Esta versión termina por forzar el cierre de decenas de centros de fabricación artesanos de guayaberas y por solapar el mercado de un producto de mala calidad.

Distinguidas personalidades de la alta política y las artes la han usado para actos y eventos públicos de notable importancia. Así como es prenda de uso común entre los ciudadanos de América latina, se ha convertido en los últimos años en una prenda de vestir que transciende a todo estrato social. Desde un paseo por el campo en busca de frutos a una boda oficial, así como usarla el rey de un país, el presidente de un estado revolucionario, como un campesino o paisano amable, la guayabera contiene la esencia del Caribe, de su clima y  carácter latino, que hacen de ella una camisa con identidad.

 

 

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